Oposición destructiva vs Oposición colaborativa!
Por: FERNANDO GIRALDO NARANJO (CEO en FGN Advertising Global Boutique)
Definitivamente cuando la política se convierte en trinchera, el país entero termina atrapado en un fuego cruzado. En las democracias más avanzadas del mundo, el concepto de oposición se contextualiza hacia una dinámica colaborativa y de hecho, ha venido ganando terreno. Se trata de una manera más madura y estratégica de entender la política: la oposición no es el enemigo del gobierno, sino un contrapeso necesario que, sin renunciar a la crítica, trabaja articulado al oficialismo en temas esenciales para el bienestar nacional.
Sin embargo, en gran parte de América Latina —y particularmente en Colombia— la historia ha sido distinta. Aquí, la oposición siempre ha actuado como un bloque de resistencia total, más enfocado en impedir que el gobierno gobierne que en construir soluciones conjuntas y colectivas.
OPOSICIÓN COLABORATIVA: SIGNO DE MADUREZ DEMOCRÁTICA
En países como Países Bajos, Noruega o Corea del Sur, la cooperación entre fuerzas políticas rivales no significa debilidad, sino «inteligencia institucional«.
Por ejemplo, los neerlandeses acuñaron el llamado modelo “polder”, donde sindicatos, empresarios, gobierno y oposición negocian políticas económicas y sociales hasta alcanzar acuerdos que beneficien a todos. Este estilo de diálogo, caracterizado por la búsqueda de consenso y la gestión compartida, ha garantizado estabilidad y confianza en las instituciones.
En Noruega, la práctica política incluye consultas abiertas con la oposición, la sociedad civil y el sector privado antes de tomar decisiones estratégicas. La meta no es “ganar la pelea política”, sino asegurar que el país gane como conjunto.
Estos sistemas entienden que una oposición que aporta, propone y coopera, refuerza la legitimidad del gobierno y mejora la calidad de las políticas públicas.
CUANDO LA OPOSICIÓN SE VUELVE ENEMIGA!
En contraste, en muchos países latinoamericanos —y especialmente en Colombia— la oposición ha tendido a convertirse en una fuerza de bloqueo.
El Congreso, los medios y las redes sociales se transforman en trincheras donde cada error del gobierno se magnifica, y cada acierto se minimiza o se sabotea.
El resultado es una parálisis institucional en la que ningún proyecto avanza plenamente, las reformas se estancan y el ciudadano termina pagando el precio de la confrontación.
Esta dinámica no solo afecta al presidente de turno. Contamina la confianza en el sistema político, alimenta la polarización y destruye cualquier intento de continuidad en las políticas de Estado. En Colombia, por ejemplo, cada nuevo gobierno intenta desmontar lo que hizo el anterior, sin importar si funcionaba. La oposición, por su parte, suele actuar con el único propósito de “hacer caer” al mandatario, olvidando que cuando el gobierno fracasa, fracasa también el país.
GOBERNANZA COLABORATIVA: EL MODELO DEL FUTURO
Las sociedades del siglo XXI enfrentan desafíos que ningún gobierno puede resolver solo: cambio climático, automatización laboral, inteligencia artificial, inequidad global.
Frente a este panorama, las democracias más sólidas han adoptado esquemas de gobernanza colaborativa, donde Estado, empresas, academia, comunidades y oposición política co-crean soluciones.
Corea del Sur lo demostró durante la pandemia del COVID-19, cuando gobierno, sector tecnológico y ciudadanía colaboraron de forma coordinada para contener la crisis.
Esa gobernanza compartida genera innovación, confianza y estabilidad a largo plazo. Pero requiere una condición esencial: que la oposición esté dispuesta a construir, no a destruir.
COLOMBIA ANTE EL ESPEJO
*El país atraviesa un momento en que la polarización amenaza con consumir la agenda pública.
*Mientras las fuerzas políticas se enfrentan con virulencia en el Congreso y en las calles, temas vitales como la reforma agraria, la transición energética o la seguridad rural quedan relegados a segundo plano.
*En lugar de diálogo, hay trincheras. En lugar de acuerdos, desconfianza.
*Colombia necesita una oposición que vigile, cuestione y exija rendición de cuentas, sí, pero que también participe en la construcción de futuro.
*La democracia no se fortalece cuando la oposición destruye, sino cuando propone.
*Los países más desarrollados han demostrado que gobernar no es ganar una guerra, sino administrar el disenso con inteligencia y visión de Estado.
*Colombia tiene talento político, capital social y urgencia de cambio suficientes para dar ese paso.
*El verdadero desafío no es quién gobierna, sino si los que no gobiernan están dispuestos a ayudar a que el país avance.
GENTRIFICACIÓN POLÍTICA A LA VISTA
La «gentrificación política» no es realmente un término estándar, pero se usa metafóricamente para describir la forma en que un partido político dominante absorbe ideologías, votantes o estructuras de otros partidos, llevando a una consolidación del poder y a la homogeneización del espectro político. Este proceso puede ser tanto una absorción voluntaria como un resultado de la fragmentación de otros partidos, donde el partido principal se beneficia de esa fragmentación para expandir su base.
Hoy, expresidentes líderes de partidos tradicionales acaban con lo poco que queda, aspirantes, empresarios y el mismo ciudadano del común, los vemos día a día doblegados, suplicando ser agendados para entregarse a los pies de un personaje altamente cuestionado, involucrado en cientos de investigaciones que hasta —cárcel— domiciliaria ha experimentado, para entregarse y ser absorbidos y «GENTRIFICADOS» por el inmaculado, bajo el sofisma de una coalición para «Salvar a Colombia». Un accionar que se puede tipificar como un fenómeno totalmente PARANORMAL, digno de un Oscar!
Y que quede claro, esta es una postura neutral en mi condición de Analista Político!
Lo digo yo!
FERNANDO GIRALDO NARANJO
CEO FGN ADVERTISING COL
Cortesía: FERNANDO GIRALDO NARANJO / FGN Advertising Global Boutique.
